El Ministerio de Cultura de Perú ha tomado medidas drásticas ante la explosión de reservas para el cierre del año, anunciando un plan de emergencia que impone nuevas y más estrictas limitaciones en la capacidad de carga diaria de Machu Picchu.
La medida, que entró en vigor esta semana y se mantendrá durante todo el mes de diciembre, busca garantizar la preservación de la ciudadela inca y mejorar la experiencia del turismo cultural.
Las nuevas regulaciones significan una reducción en el número total de visitantes permitidos por día y, más importante aún, una aplicación rigurosa de los circuitos y los tiempos de permanencia.
Los viajeros que planean visitar Machu Picchu deben estar conscientes de que las entradas para los circuitos más populares (como la subida a Huayna Picchu) se han agotado o están a punto de agotarse para el resto de 2025.
El impacto en los operadores turísticos peruanos ha sido inmediato. Las agencias están trabajando a contrarreloj para reajustar los itinerarios y ofrecer alternativas como la visita a las ruinas de Choquequirao o la exploración profunda del Valle Sagrado.
“Hemos tenido que ser transparentes con los turistas: si no tienes una reserva confirmada para Machu Picchu esta semana, la posibilidad de conseguirla es mínima”, indicó un representante de una agencia de Cuzco.
Este movimiento subraya la tensión constante entre el turismo como fuente vital de ingresos para Perú y la obligación de proteger su patrimonio mundial. El gobierno espera que los nuevos límites sirvan como un recordatorio para los viajeros de la importancia de la planificación anticipada, un factor que será aún más crítico para el turismo cultural en 2026.
