Solo nos hospedamos una noche en San José, porque al siguiente día ya estábamos en busca de adentrarnos en la naturaleza y dirigirnos hacia el este, al mar Caribe, rumbo a Tortuguero.
Dejamos atrás la ciudad y empieza a cambiar la orografía, los verdes se hacen más intensos y saturados, la planicie se vuelve montaña, al momento de atravesar el Parque Nacional Braulio Carrillo, hasta llegar al embarcadero La Pavona.
Costa Rica en general es un gran destino tanto para parejas como para familias o grupos de amigos, pero definitivamente lo que hace el diferencial a la hora de elegirlo para unas vacaciones, es que es ideal para quienes disfruten el contacto con la naturaleza al máximo y estén dispuestos a sacrificar un tanto la comodidad para obtener “el premio” de vivir la naturaleza en todo su esplendor, y quizá bajo una intensa lluvia.
Claro, en cuanto a comodidad para los turistas están muy bien preparados con excelente infraestructura hotelera, de transporte, alimentos, destacable amabilidad, tienen de todo, sobre todo si están llevados de la mano de un especialista como lo es la Operadora Turística Sierra Madre quienes tienen muy estrecha relación con proveedores realmente profesionales que hacen la diferencia a la hora de visitar un país tan particular como este.
El hotel Pachira Lodge Tortuguero fue nuestro refugio, insertado en un activo bosque tropical donde el canto de los monos aulladores se entrelaza con los de las aves, el croar de las ranas y el sonido de los insectos, y todo esto sucede alrededor de las habitaciones del lodge, regadas entre la selva.
Es una propiedad de excelentes instalaciones, ideal para pasar un par de noches disfrutando de su amplia alberca, restaurante, área de hamacas, bar con terraza panorámica hacia el canal, incluso un sendero para caminatas entre el bosque.
¿Selva o bosque? Hay ambos y hasta los especialistas tardan en definir las diferencias.
A 5 minutos en bote se ubica el Parque Nacional de Tortuguero, una de las regiones más lluviosas y una de las áreas salvajes protegidas con más variedad biológica del país, que se puede recorrer a través de sus canales, ideal para observar las especies de aves acuáticas, monos y reptiles.
Y lo que le da la fama a este destino, se ubica del otro lado de la península a 5 minutos a pie, hasta llegar al mar Caribe, donde cientos de tortugas medianas y gigantes, llegan año con año a depositar sus huevos mismos que eclosionarán unos 50 días después, llenando sus playas de pequeñas tortugas buscando suerte para llegar al mar. Por lo mismo, sus playas de arena obscura no son aptas para nadar.
Nuestro siguiente destino se trata del lugar con las panorámicas más impactantes de todo el país, y para ello nos dirigimos en una travesía acuática y carretera de cerca de 5 horas hasta llegar a La Fortuna, en las faldas del fascinante volcán Arenal, antes llamado cerro Arenal, hasta que en una mañana de 1968 el cerro se exhibiera abruptamente como volcán, dejando un pueblo tapado de cenizas y muchas historias de miedo.Es ahí donde una serie de resorts, algunos de lujo, como el The Springs o el Arenal Springs, crean un ambiente ideal para el relax, entre sus piscinas de aguas termales de varias temperaturas, hermosos y perfectos jardines e instalaciones de primer mundo. Éstos son un paraíso para quienes buscan una combinación de naturaleza exótica y lujosa comodidad, atendidos por la destacada hospitalidad tica.Y para los de alma exploradora, hay varios recorridos en la parte baja del volcán, que si bien, no está permitido subir al cráter, sí se pueden hacer algunos kilómetros de caminata por sitios en donde aún quedan los recuerdos de la gran erupción, como el de la ruta llamada “Arenal 1968” que ofrece senderos muy bien trazados, con impactantes lugares ideales para la foto del recuerdo, como el mirador en donde se puede tomar un delicioso café local mientras se admira el inspirador panorama con bosque, lago, volcán, y coloridas aves surcando el cielo.
PARQUE MANUEL ANTONIO
Nuevamente tomamos carretera por cerca de 5 horas dirigiéndonos esta vez al sur hacia el Océano Pacífico, hasta llegar al Parque Nacional Manuel Antonio. ¿Qué necesidad hay de recorrer tanto territorio? Costa Rica es un país pequeño, pero con una cantidad importante de ecosistemas, lo que permite que si viajamos algunas horas en carretera, ya estamos en un sitio con diferentes atractivos y experiencias naturales.Lo que uno encuentra en el Parque Nacional Manuel Antonio, es nueva-mente el convivir con animales exóticos y traviesos como los monos carablanca que gustan de esculcar los bolsos de los turistas cuando los dejan desatendidos en las hermosas playas del parque, las que por cierto son de arena blanca y estas sí son nadables y disfrutables.Muy cerca de ahí, en Punta Quepos, el Parador Resort & Spa destaca por su peculiar estilo inspirado en las galerías de arte de los antiguos paradores donde los españoles llegaban trayendo a América valiosas piezas de artistas para ser intercambiadas.
No podía estar completa la experiencia sin que probáramos el famoso turismo aventura de Costa Rica, así que nos dirigimos al río Naranjo de Manuel Antonio para tomar el recorrido por el salvaje río rápido nivel 4, y sacudir nuestras emociones al máximo nivel.